sábado, 30 de octubre de 2021

JESUITAS

LOS JESUITAS



Primeramente debemos saber la definición de La Compañía de Jesús, ya que esta se arraiga con los jesuitas.

La Compañía de Jesús (S. J.; en LatínSocietas Jesu), cuyos miembros son comúnmente conocidos como jesuitas, es una orden religiosa de clérigos regulares  de la iglesia católica fundada en 1534 por el español Ignacio de Loyola. Junto con Francisco Javier, Pedro Fabro, Diego Laínez, Alfonso Salmerón, Nicolás de Bobavilla, Simao Rodrigues, Juan Coduri, Pascasio Broët y Claudio Jayo en la ciudad de Roma.  Fue aprobada por el papa Paulo III en 1540.
Con 15.306 miembros en 2020 (de los cuales 11 049 eran sacerdotes ordenados), es la mayor orden religiosa católica hoy en día. Su actividad se extiende a los campos educativo, social, intelectual, misionero y de medios de comunicación católicos, además de atender 1.250 parroquias en todo el mundo (a fecha de 2020).
Los jesuitas llegaron a Brasil ya en el generalato de san Ignacio. Los primeros jesuitas que Ignacio envió a América fueron el español san José de Anchieta y el portugués Manuel da Nóbrega.​ En el gobierno de san Francisco de Borja ingresaron a Florida, Perú y México. Y en el de Claudio Acquaviva a Canadá, a Nueva Granada, a la Presidencia de Quito y otras zonas. De acuerdo a sus nacionalidades, los misioneros jesuitas se distribuyeron en las distintas posesiones de las potencias europeas.
Canadá: fue evangelizado por jesuitas franceses. La inmensidad del territorio, el clima y la hostilidad de los hurones e iroqueses convirtieron a la canadiense en una de las misiones más difíciles de la Compañía. Fueron martirizados Juan de Brébeuf (1649), Gabriel Lalemant (1649), Noël Chabanel (1649), Antonio Daniel (1648), Carlos Garnier (1649), René Goupil (1642), Isaac Jogues (1646) y Juan de Lalande (1646). Esta misión incluyó territorios que hoy pertenecen al estado de Nueva York y consiguió convertir a miles de hurones, no así a los iroqueses, que siempre fueron hostiles hacia los europeos.
Mississippi: fue explorado y evangelizado por jesuitas franceses. Entre ellos destacó el padre Jacques Marquette (1637-75) quien, con el explorador Louis Jolliet, fue el primer europeo que recorrió y cartografió el río Misisipi desde el territorio norteño de Nueva Francia (1673). Fundó algunos poblados en Nueva Francia (actual estado de Míchigan).
México: Los jesuitas llegaron a México por San Juan de UlúaVeracruz, el 9 de septiembre de 1572 y a la ciudad de México el 28 del mismo mes, donde Alonso de Villaseca les otorgó unos solares dos cuadras atrás de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México. Allí fundaron el Colegio Real y más Antiguo de San Ildefonso, edificio considerado una de las obras cumbres del barroco mexicano.​ Llevaron a cabo una importante labor misional en el norte del virreinato, en Chihuahua,Sinaloa, Nayarit, Durango, Coahuila, Baja California y Zacatecas. El trabajo jesuita se extendió hasta el 25 de junio de 1767, cuando fueron expulsados y sus propiedades tomadaS militarmente, hasta que el 19 de mayo de 1816 Fernando VII restituyó a la Compañía.
Perú: El 28 de marzo de 1568 desembarcó en el Puerto del Callao por vez primera la orden jesuita para hacerse cargo de las misiones evangelizadoras en el Virreinato del Perú. Llegaron a estas nuevas tierras cuando San Francisco de Borja era Superior General en Roma. Los Jesuitas del Perú desde entonces se vincularon con la realidad política y social del Virreinato del Perú, además de preocuparse por la educación y las obras misionales. Gracias a ese empeño fundaron importantes colegios como el Máximo de San Pablo y el Real de San Martín de Porres en Lima; el famoso San Francisco de Borja, dedicado a la formación de los hijos de caciques, y el Colegio de San Bernardo para los hijos de españoles como también la Universidad de San Ignacio, en el Cusco, entre otros. En 1767, como en las demás colonias españolas, los jesuitas del Perú fueron expulsados por orden del rey Carlos III. Este mandato fue cumplido por el virrey Manuel de Amat y Junyent. La Compañía es autorizada a volver al Perú en 1871.
Río de la Plata: En 1603, el vigésimo séptimo gobernador de Nueva Andalucía del Río de la Plata Hernandarias modificó la legislación sobre el trabajo de los aborígenes, promoviendo la supresión de las mitas y encomiendas, por las cuales los españoles gozaban de los frutos del trabajo de los nativos a cambio de su evangelización, en la práctica inexistente. Obtuvo la aprobación de esta reforma por parte del rey Felipe III de España, y en 1608 se dispuso la creación de las reducciones jesuíticas y franciscanas en la región del Guayrá (actual estado de Paraná, Brasil). Las Misiones jesuíticas guaraníes llegaron a ubicarse en las regiones del Guayrá, Itatín, Tapé (las tres en el actual Brasil), Uruguay (Brasil, Argentina y Uruguay actuales), Paraná (Argentina, Paraguay y Brasil actuales) y las áreas guaycurúes en el Chaco (Argentina y Paraguay contemporáneos), fueron establecidas en el siglo XVII dentro de territorios pertenecientes al imperio español en la Gobernación del Río de la Plata y del Paraguay y sus gobernaciones sucesorias a partir de su división en 1617: la Gobernación del Paraguay y la Gobernación del Río de la Plata, todas dependientes del inmenso Virreinato del Perú.
Complejos agrícolas jesuíticos en Sudamérica: Los jesuitas fueron innovadores en la explotación de sus haciendas y propiedades en la América Hispánica. Durante los siglos XVII y XVIII supieron gestionar verdaderos emporios agro-industriales con métodos de gerencia que se adelantaron a los utilizados en la actualidad. Entre ellos, uno de los más importantes fue la explotación de las minas de Paramillos de Uspallata (Argentina) de plomo, plata y cinc. Además, agregaron la participación patrimonial de lo recaudado en las haciendas para luego ser redistribuido entre indígenas, esclavos y empleados, con lo que se puede concluir que fueron los primeros en otorgar una suerte de “títulos de propiedad” a sus subordinados.
La finalidad de estas propiedades era sostener sus colegios, que, debido a una rigurosa concepción del voto de pobreza, eran gratuitos. Sin embargo, la riqueza de estos complejos y haciendas atrajo la ambición de las coronas y particulares y, a la larga, fue un factor para la supresión de la Orden.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

https://es.wikipedia.org/wiki/Compa%C3%B1%C3%ADa_de_Jes%C3%BAs



Viridiana Escalante

Author & Editor

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